Te estaba esperando viejo amigo, compañero de mil batallas, flagelador de marras, oportunista, saboteador de mierda. Como cada mañana vienes fresco, libre, con aire de novedad, con cara de interesante pero con tufo podrido. Te recibo con un abrazo igual. Apareces entre desayuno y merienda, con la familiaridad de las emociones dulces, de lo bueno conocido, con una sonrisa impostora, lleno de espinas, pesado, cansino, sin inspiración. A veces logro ignorarte, porque me embeleso viviendo o porque el sol me ciega, y te disipas en silencio, te retiras por la puerta trasera, muy cobarde siempre. Pero yo sé que sigues merodeando por ahí, en el altillo de la conciencia, medio soñoliento, solitario, encerrado con tus propias ansias, mas bien medio paranoico. Y logramos relajarnos, juntos pero separados, y parece que la convivencia puede ser pacifica, pero uno se equivoca, uno peca de optimista. Porque estás tan aburrido de ser quien eres que vuelves a molestarme, como cuando quiero dormir, y la vorágine de tu confusión desciende sobre mi, y enciendes las luces, y me zumbas en los oídos, y terminamos yéndonos a las manos, y cuesta trabajo pero te someto, porque, tienes que confesarlo, siempre logro someterte. Porque te hice más débil que yo. Y ya que estamos confesando, ese insomnio, ese agotamiento, esa inapetencia, y sobretodo esa irascibilidad acida son todas tus putas virtudes. A veces quizás un poquito mias.
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| Yue Minjun - Free at leisure 10
Bonus: zozobra
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