Era guapa. Mas guapa que en las fotos (las fotos esas en las que siempre encontrabas algún detalle con que inferiorizarla. Esa incapacidad tuya de estar a la misma altura con la gente. Ese afan de querer subirte encima de todos, porque desde las alturas todo se veía todo mejor, pensabas tu, porque desde las alturas la caída era más dura, pensaba ella). Esa sería la primera de las sorpresas que te llevarías. Porque aquel día (tienes que admitirlo) todo te tomo por sorpresa. Te la imaginaste de mil maneras, con todo tu mundo y tu supuesto conocimiento de gente habías hecho un mapa de su personalidad. No contabas con que su mundo era mas grande que el tuyo y que ella en particular tenía el talento para ser todo (absolutamente todo) lo que tu no te imaginabas, vaya contrasuelazos que te diste aquel día. Uf que magullado quedaste. Y el problema no era ella con su belleza sino tu con tu falsa voluntad. Con eso de andar vociferando babosadas que ni tu mismo creías. Tu y tus proclamaciones blanditas. Saliendo de casa sintiéndote invencible, con determinación inquebrantable, inconquistable, señor me-las-tiro-sin-enamorarme, vigoroso, don cretino, y todo porque habías leido ese articulo sobre power posing que te hizo pensar que querer es poder, asi que quisiste con todas tus ansias. Pero eso era antes de verla en persona. Porque al verla te pusiste hasta un poquito pálido. Y te sudo el sobaco, no digo los dos sino solo un sobaco, que es peor, Ese sudor que de otra forma nunca tenías, otro más de tus orgullos, de tener tus nervios siempre bajo control con smooth operator sonando de fondo. Y ahí estabas, aparentemente bien, mostrando tu plumaje, bien plantado, bien peinado, sacando pecho, pero el ojo observador sabía darse cuenta del sudor indeseado, de los ojitos inquietos, de tu perturbación patética, tirándote de la nariz, tocándote la frente, acomodándote la ropa, cosquilleo de ingle, movimientos de mono. Ella vio todo eso y mas, vio tus debilidades, tus temas complicados, las incongruencias, los conflictos. Ella también hizo un mapa de tu personalidad, pero el suyo era mil veces mas real que la letanía de expectativas cachondas barnizadas de sabiduría con las que te gustaba ver al mundo. Decidió jugar un poco contigo. Mostrarte que no todo se podía explicar con Freudismo. Que el control se tiene hasta que ya no se tiene más.
Era guapa. Mas guapa que en las fotos (las fotos esas en las que siempre encontrabas algún detalle con que inferiorizarla. Esa incapacidad tuya de estar a la misma altura con la gente. Ese afan de querer subirte encima de todos, porque desde las alturas todo se veía todo mejor, pensabas tu, porque desde las alturas la caída era más dura, pensaba ella). Esa sería la primera de las sorpresas que te llevarías. Porque aquel día (tienes que admitirlo) todo te tomo por sorpresa. Te la imaginaste de mil maneras, con todo tu mundo y tu supuesto conocimiento de gente habías hecho un mapa de su personalidad. No contabas con que su mundo era mas grande que el tuyo y que ella en particular tenía el talento para ser todo (absolutamente todo) lo que tu no te imaginabas, vaya contrasuelazos que te diste aquel día. Uf que magullado quedaste. Y el problema no era ella con su belleza sino tu con tu falsa voluntad. Con eso de andar vociferando babosadas que ni tu mismo creías. Tu y tus proclamaciones blanditas. Saliendo de casa sintiéndote invencible, con determinación inquebrantable, inconquistable, señor me-las-tiro-sin-enamorarme, vigoroso, don cretino, y todo porque habías leido ese articulo sobre power posing que te hizo pensar que querer es poder, asi que quisiste con todas tus ansias. Pero eso era antes de verla en persona. Porque al verla te pusiste hasta un poquito pálido. Y te sudo el sobaco, no digo los dos sino solo un sobaco, que es peor, Ese sudor que de otra forma nunca tenías, otro más de tus orgullos, de tener tus nervios siempre bajo control con smooth operator sonando de fondo. Y ahí estabas, aparentemente bien, mostrando tu plumaje, bien plantado, bien peinado, sacando pecho, pero el ojo observador sabía darse cuenta del sudor indeseado, de los ojitos inquietos, de tu perturbación patética, tirándote de la nariz, tocándote la frente, acomodándote la ropa, cosquilleo de ingle, movimientos de mono. Ella vio todo eso y mas, vio tus debilidades, tus temas complicados, las incongruencias, los conflictos. Ella también hizo un mapa de tu personalidad, pero el suyo era mil veces mas real que la letanía de expectativas cachondas barnizadas de sabiduría con las que te gustaba ver al mundo. Decidió jugar un poco contigo. Mostrarte que no todo se podía explicar con Freudismo. Que el control se tiene hasta que ya no se tiene más.
Gracias por tu visita . Me ha hecho mucha ilusión.
ResponderEliminarSí que estás inspirado.
Feliz verano.
Un abrazo.