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Mostrando las entradas etiquetadas como frustrados

Relativo

El hombre era un cansino. Ella sabía que años atrás, antes de los años gastados, antes de las patas de gallo, antes de la almohada fría, antes de las canas, antes de los calores y sobretodo, antes de confusión, le hubiera llamado un cansino, y en efecto, el hombre era un pesado, pero los tiempos eran otros, así que prefería llamarle intenso, con una capita de tedioso apenas tolerable, o mas bien muy intolerable, lo veía, sentía su abrazos de pulpo, sus besos babosos, la lengüita de reptil, se sentía querida, mas bien deseada, un poco ultrajada, y eso era lo que había deseado, o era otra cosa, lo cierto es que ya no se acordaba de lo que quería, por eso le seguía el juego, porque se había aburrido de asomarse tristona desde la ventana de casona vacía que era su cuerpo, y se intentaba persuadir que estaba feliz, mas bien satisfecha, mas bien a duras penas aguantando, y pensaba que quería querer, y deseaba desear pero no se convencía, y no sabía si era su felicidad la que no la convencía...

Lagarto

gustave courbet the man made made by fear Pasas las páginas de la vida, leyéndote solo los titulares, lo subrayadito, te saltas las canciones, directo al coro, vives  insatisfecho, con comezón, con la comida sin sal, con la cerveza tibia, el viento en contra, pisando caca, con ansiedad, con tu jeta de lagarto sonriente, con el alma reseca, las manos cuarteadas, azuladas, las pupilas tristes. De vez en cuando te cortas las uñas pero siempre te vuelven a crecer y te arañas y te hieres y hieres a otros, y te duele el dolor, el tuyo y ajeno. Luego viene otro, mas grandote, mas bravo y sobretodo con un cabreo más grande que el tuyo, viene y te parte el hocico. Y conversas suavecito, con mucha maña, dándotelas de interesante, y el gustito te dura tan poco, porque las miradas no te admiran, porque las palabras que escuchas no te acarician el ego, porque el puto invierno demoró demasiado en irse y puto calor no te dio tiempo de cambiar de piel. Carajo, no hay respeto. W...

Farsante

Era guapa. Mas guapa que en las fotos (las fotos esas en las que siempre encontrabas algún detalle con que inferiorizarla. Esa incapacidad tuya de estar a la misma altura con la gente. Ese afan de querer subirte encima de todos, porque desde las alturas todo se veía todo mejor, pensabas tu, porque desde las alturas la caída era más dura, pensaba ella). Esa sería la primera de las sorpresas que te llevarías. Porque aquel día (tienes que admitirlo) todo te tomo por sorpresa. Te la imaginaste de mil maneras, con todo tu mundo y tu supuesto conocimiento de gente habías hecho un mapa de su personalidad. No contabas con que su mundo era mas grande que el tuyo y que ella en particular tenía el talento para ser todo (absolutamente todo) lo que tu no te imaginabas, vaya contrasuelazos que te diste aquel día. Uf que magullado quedaste. Y el problema no era ella con su belleza sino tu con tu falsa voluntad. Con eso de andar vociferando babosadas que ni tu mismo creías. Tu y tus proclamaciones b...

El fulano

El silencio no era lo suyo, tampoco el escándalo. Lo suyo era un eterno zumbido y una  tremenda  tendencia a evadir todo tema espinoso. Por hablar y no decir. Que se me poncho la bici, que lo complicado  de  encontrar filete de atún fresco hoy por hoy caray, que las vacaciones tan lejanas aun, que  los  zapatos de calidad, la pelusa de ombligo, la cena de esta noche, y por supuesto el clima. Yo detectaba un temor al silencio, a mirar a los ojos, a pronunciarse, a cuestionar, a chocar, a emocionare, a colorear fuera de las lineas, a hacer barricada en una esquina y defender territorio con mordiscos y zarpazos, a rasgar piel, a sacar sangre, a la fiebre y el sudor frío. Lo suyo era una sopita caliente, sweater de lana mullida, fraternidad con los míos, yerno ideal, tedioso, sobrio, competente, el peso enorme de la condescendencia, del honor, el amor a la patria, la fe en Dios (a mi madre se le respeta carajo). Muchos jamases y lo a...

Retrospectiva

Escribo de prisa por miedo a olvidar. Me atropello, olvido palabras, garabatos a luz tenue. Adormecido, con tu olor aun en la piel, con el sudor seco en la espalda, con calor pelmazo, alucinado y un poco triste también. Hemos esperado tanto que ahora ya nada tiene el sentido que merece. Un gusto lánguido. Nuestro unfinished business. Sabemos que ésta debió ser nuestra historia. No la historia alternativa que es la realidad. Que todo debió haber ocurrido hace mucho, en esos años que anduvimos juntos, de aquí para alla en amistad tímida, cuando comentábamos temas robustos y guardábamos silencio a falta de mejor. En uno de esos paseos sin rumbo escapando de la ciudad grotesca. O en aquella noche de baile, de borrachera y media, cuando te dejé en tu puerta y me dijiste que te ayude a abrirla. Eras torpe para insinuarte y yo tímido para ponerme a la altura. Te hiciste platónica entre tanta inocencia. Aparecieron distracciones. Las oportunidades se cansaron de presentarse. Nunca v...