Se acodó en la barra al mismo tiempo que yo. Nos miramos. Nos miramos otra vez. Le cedí el turno. Era indiferente a la amabilidad. Pidió un trago con jugo de tomate. Comenté su originalidad. Ella comentó mi comentario. Alguien pasó por un costado. Nos arrojo un tema en el regazo. Lo tomamos cada quien por su lado. Lo hicimos añicos en segundos. Encontramos otros retazos de palabras en el suelo. Las recogimos. Nos servimos cada quien hasta la saciedad. Nos regalamos sonrisas, un brindis, mas miradas. De puro aburrimiento decidimos meternos en temas caleidoscopios, demasiado ignorantes, demasiado prepotentes. Salimos manchados y despeinados por el otro lado. Quizás un poco excitados también. Yo porque le veía la pierna y ese panty negro. Ella no sé que mierda me veía. Por un rato jugamos a las opiniones. A llamarnos cosas. Sordos, ciegos y testarudos. Atinamos a sacar el muestrario de humanidad que llevábamos guardado en el bolsillo interior de la gabardina. Modelitos de gente (y gentuza) recortados a mano. Pintamos todo con el único color que teníamos a mano, el nuestro. Yo siempre fui malísimo para las manualidades. Mis muñecos tenían formas raras. No me quedaba papel ni talento para dibujar un molde donde entrase. Presioné. Con un crack seco entró en posición. Desconozco con que bastardo de su pasado me acopló ella. Intuyo que fue un cabrón. Lo sé por el eye rolling nefasto que me echaba cada vez que yo sacaba un ápice de retorica. Nos malentendimos. Dejamos solo los desechos por el suelo, proyectiles sin detonar, envases sin contenido, palabras arrugadas, rotas, mal usadas, polvo, nuestra basura.
![]() |
Zsuzsanna Gesztelyi Nagy - to sense the excitement |
A veces hay que echar la basura afuera. Besos.
ResponderEliminar